Existen pocos lugares en Zaragoza que puedan tener tanto interés como la Plaza San Felipe en Zaragoza. A modo de pequeño oasis en el centro de la ciudad, la Plaza San Felipe se encuentra a pocos metros de la Calle Alfonso, a medio camino del Mercado Central de Zaragoza.

Con pocos comercios, casi todos parecen parar el tiempo y regodearse en su solera de años de experiencia. Junto a dichos locales encontramos edificios que hunden su historia siglos atrás, y cuyo uso actual es mayoritariamente para Administración u otros usos culturales o de culto.

Presidiendo la Plaza, es de destacar el Museo Pablo Gargallo, recientemente restaurado y ampliado. El edificio principal que lo cobija es el Palacio de los Condes de Argillo, pero en la reciente ampliación, se ha incorporado al mismo un edificio que sale a la lateral Calle Torre Nueva. Dentro del mismo se pueden encontrar principalmente obras del Escultor aragonés Pablo Gargallo, pero ocasionalmente se realizan exposiciones sobre otros autores.

A un lado de la Plaza, y con una de las portadas más curiosas que se pueden encontrar en la ciudad zaragozana, tenemos la Iglesia de San Felipe y Santiago el Menor, de estilo barroco y con sendas columnas helicoidales en su entrada.

Al otro lado, opuesto a la Iglesia de San Felipe, nos espera el Torreón Fortea, una antigua Torre medieval de estilo mudejar que actualemente tiene uso administrativo por parte del Ayuntamiento de Zaragoza. Es de destacar su fachada externa y la decoración de forja en sus ventanales.

Hermanado al Torreón Fortea, tenemos el comercio de Casa Montal, una tienda de delicatessen y en cuyo interior también podemos encontrar un restaurante y un pequeño museo sobre la Torre Nueva.

En el centro de la Plaza, entre los pocos árboles que sobreviven, hay una escultura de un hombre sentado en el suelo que guarda el recuerdo de la Torre Nueva, que desgraciadamente ya no se encuentra en la plaza (os pongo un enlace al artículo sobre la Calle Torrenueva y la Torre Nueva en sí).

Aunque más pequeños, en la plaza también nos encontramos con una tienda de sombreros, una carnicería y una panadería, que no hacen sino lograr un efecto de mayor solera a la zona, y a la vez consiguen que uno se sienta acogido en la plaza.

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