Las reglas que rigen la relación entre las entidades financieras y los deudores hipotecarios han cambiado esta semana con la entrada en vigor de la conocida como ley antidesahucios. La nueva legislación establece una serie de medidas encaminadas a proteger a las familias que tienen dificultad para hacer frente a su hipoteca. “Se ha regulado una dación en pago retroactiva pero no universal”, aseguró el pasado martes el subsecretario de Economía, Miguel Temboury, durante el transcurso de una jornada de análisis del mercado hipotecario. “El sistema hipotecario funciona correctamente, pero hay algunos desequilibrios que se deben corregir, respetando el principio de que las deudas hay que pagarlas”, añadió.
Un cumplimiento con los pagos clave, como quedó patente a lo largo de la jornada organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección y Sociedad de Tasación, para que el sistema pueda seguir financiándose. Una financiación que viene, principalmente, de los más de 600.000 millones de euros emitidos en titulaciones hipotecarias. “El ordenamiento jurídico no puede incentivar el incumplimiento de las obligaciones de los deudores”, aseguró Temboury. “Con esta ley se alivia mucho la carga de quienes no pueden hacer frente a su hipoteca, pero de forma que siga siendo conveniente cumplir”, concluyó.
Una maniobra que no ha terminado de contentar a las partes. Quienes defienden los intereses de los hipotecados acusan al Ejecutivo de quedarse a medio camino y de seguir defendiendo los intereses de la banca, mientras que los representantes del sector financiero alertan de las consecuencias negativas para su negocio, y por ende para el crédito que estas medidas pueden acarrear.
Santos González, presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), presente en el encuentro, vaticinó “un encarecimiento y una restricción del crédito” a consecuencia de la nueva legislación. “Los inversores que soportan las cédulas hipotecarias nos ven con incertidumbre, lo que debilita la posición de nuestro mercado financiero”. “La regulación debería fomentar la competitividad, la eficiencia y la transparencia, pero no encarecer las hipotecas”, continuó.
Por otro lado, González advirtió que en un entorno de tipos de interés tan bajos como el actual, las entidades tendrán
que “trabajar mucho” los diferenciales para conseguir que estos “cubran el riesgo que asumen en operaciones a tan
largo plazo”. “El mercado hipotecario no tardará mucho en abrirse a los particulares. Pero lo hará con diferenciales más
altos”, aseguró.
En este sentido, el presidente de la AHE explicó que el desequilibrio que existe en España entre el mercado de compra y de alquiler continuará “porque la gestión de la banca potenciará el escenario comprador a corto plazo”.
(El Mundo. Suplemento Su Vivienda. Página 4. Media página)