La calle Prudencio de Zaragoza es una bocacalle de la Calle Alfonso I en su tramo más cercano a la plaza del Pilar, cuyo camino es paralelo a la Calle Manifestación. Es una calle peatonal con varios tramos diferenciados, con diferente personalidad en cada uno de los espacios que se delimitan en la misma calle.
Parece mentira que tras un nombre tan castizo se oculte alguien como Aurelius Prudentius Clemens, un poeta cuyo nacimiento se discute entre Calahorra (La Rioja) y Zaragoza, en torno al siglo IV después de cristo. Es más, para ser considerado “uno de los mejores poetas cristianos de la antigüedad” ha pasado muy desapercibido. Aunque nacido en Hispania, se trasladó a Roma para realizar gran parte de su labor artística, hasta que decidió exiliarse en un monasterio de la península Ibérica, donde finalmente falleció.
Muchos de sus poemas, fueron transmitidos en forma de himno de cara a la liturgia cristiana, puesto que la mayoría (por no decir toda) su obra tiene inspiración cristiana, y son innumerables sus odas a los mártires de varios lugares, entre ellos los de Zaragoza. De especial interés es su relato del martirio de Santa Engracia.
La localización de la calle Prudencio en Zaragoza no parece elegida al azar, puesto que junto a las Murallas Romanas, en una pequeña calle que está también cercana a la Plaza del Pilar, nos encontramos una pequeña calle donde tan solo se pueden encontrar algunos portales de pisos y uno o dos locales (hay que destacar la localización de la sala musical “La Campana de los Perdidos”, o la churrería de “La Fama”). La calle, finalmente, vence en la calle Alfonso I.
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