Hará unos 10 años que en nuestras oficinas se escuchó por primera vez el concepto de Pasivhaus, y ya entonces el concepto nos parecía revolucionario, pero actualmente los costes energéticos han hecho que este estándar de construcción produzca un gran interés. El estándar Passivhaus se basa en principios de diseño y construcción que minimizan la necesidad de energía para calefacción y refrigeración en los edificios, al tiempo que proporcionan un ambiente interior saludable y confortable. Algunas de sus características son:

Aislamiento térmico de alta calidad: Las paredes, techos, pisos y ventanas están diseñados y construidos con materiales altamente aislantes para minimizar las pérdidas y ganancias de calor, de modo que el coste de calefacción o aire acondicionado son prácticamente nulos.

Ventilación controlada: Los edificios Passivhaus cuentan con sistemas de ventilación mecánica para la recuperación del calor, que permiten un suministro constante de aire fresco y saludable, al tiempo que recuperan y reutilizan la energía térmica del aire de salida.

Estanqueidad al aire: Se prestan especial atención a la hermeticidad del edificio para evitar infiltraciones y fugas de aire no deseadas, lo que contribuye a mantener un ambiente interior confortable y reduce la pérdida de energía.

Minimización de los puentes térmicos: Se buscan eliminar o reducir al mínimo los puentes térmicos, que son áreas donde el aislamiento es interrumpido y puede haber fugas de calor.

Ventanas de alta eficiencia energética: Las ventanas utilizadas en los edificios Passivhaus son de alta calidad y están diseñadas para maximizar la entrada de luz solar mientras minimizan las pérdidas de calor.

El estándar Passivhaus ha sido ampliamente adoptado en Europa y ha demostrado ser eficaz para reducir significativamente el consumo de energía en los edificios. Además, los edificios Passivhaus también pueden incorporar energías renovables para cubrir sus necesidades energéticas, como paneles solares fotovoltaicos o sistemas de energía geotérmica.